El dilema de los bancos centrales
Las decisiones de tasas de interés de los bancos centrales están determinadas por dos factores esenciales: la inflación (estabilidad de precios) y la economía (crecimiento económico). Los fuertes aumentos de las tasas de interés en los últimos años fueron una respuesta al rápido aumento de la inflación (especialmente en los Estados Unidos y la zona del euro). Sin embargo, las tasas de interés crecientes también tienen un efecto amortiguador en la economía. El financiamiento se vuelve más caro para las empresas y los hogares, y por lo tanto, la demanda y la actividad de inversión disminuyen.
Actualmente, los bancos centrales se encuentran en un dilema: ¿deberían continuar luchando contra la inflación con altas tasas de interés o quieren estimular la debilitada economía y evitar las insolvencias inminentes y el aumento del desempleo? Existen diferentes posiciones y opiniones dentro de los bancos centrales al respecto. La dirección que tomarán las futuras decisiones de tasas de interés aún parece muy incierta. En la zona del euro, la primera reducción de las tasas de interés ya ha establecido una dirección y parece improbable que haya más aumentos de las tasas de interés.