Los efectos del cambio climático en el recurso del agua

Nuestro planeta enfrenta una crisis del agua: a pesar de las enormes superficies de agua. Billones de personas no tienen acceso a agua potable limpia. El limitado suministro de agua dulce está distribuido de manera desigual, amenazando la subsistencia de billones.

Nuestro planeta está cubierto en más de un 70 por ciento por agua y, sin embargo, es un recurso escaso: solo el tres por ciento de esa agua es potable y solo un tercio de ese porcentaje está disponible para el uso humano. Esta pequeña porción se divide en tres principales reservorios: las aguas superficiales de lagos y ríos, las aguas subterráneas y los glaciares y capas de nieve en las montañas. Además, este suministro de agua dulce está distribuido de manera muy desigual. De hecho, miles de millones de personas sufren de escasez de agua y la falta de higiene que conlleva. Para muchos de nosotros, abrir el grifo cuando tenemos sed o queremos ducharnos es algo natural. En contraste, unos 3,6 mil millones de personas viven en áreas que son extremadamente pobres en agua durante al menos un mes al año. Aproximadamente, 2,2 mil millones de personas no tienen acceso regular a agua limpia y de ellas, alrededor de 785 millones no tienen acceso básico al agua potable.

Efectos del cambio climático

Sobre todo en muchos países de África, América Latina y Asia, la escasez de agua es particularmente dramática y se ha intensificado con el cambio climático. Las menores precipitaciones y el aumento de las temperaturas conducen a una disminución de las aguas superficiales y de los reservorios de agua subterránea, lo que tiene consecuencias significativas para la agricultura y el suministro de agua potable. En otras áreas, por otro lado, hay precipitaciones intensas e inundaciones, como en la cuenca del Amazonas. El aumento de la temperatura mundial causado por el cambio climático tiene efectos negativos en la calidad del agua. Las temperaturas más altas de las aguas favorecen el crecimiento de las algas, que disminuyen la calidad del agua potable e incluso pueden producir toxinas que pueden ser peligrosas para los humanos y animales. La escasez de agua causada por el cambio climático y el aumento de los períodos de sequía tienen, por supuesto, efectos desastrosos en la agricultura. Los consecuentes fracasos en las cosechas llevan a una escasez de alimentos, especialmente en los países en vías de desarrollo. La disminución de la oferta conduce a un aumento en los precios de los alimentos, que a su vez lleva a la pobreza y al hambre. Una espiral que también tiene efectos sociales, sobre todo para las clases más pobres de la población, las cuales suelen ser las más afectadas.

Conflictos Políticos 

Debido a que la contaminación y escasez de agua causadas por el imparable cambio climático sigue aumentando, la vida de las personas en muchas regiones está en peligro. Viéndolo de manera realista, pronto podrían surgir enfrentamientos, tal vez incluso guerras por este bien necesario para la vida. Especialmente entre países que obtienen su suministro de agua de fuentes compartidas, podrían surgir conflictos de manera más intensiva. Los conflictos existentes entre los países de Egipto y Sudán, ambos altamente dependientes del agua del Nilo, ya están demostrando esto
 

¿Qué podemos hacer?

Ya es necesario sensibilizar a las personas sobre este tema, y esto debería comenzar desde la infancia. Un manejo consciente del recurso agua es el primer paso para enfrentar los retos futuros. Además de las medidas políticas y económicas que son inevitables, cada uno de nosotros puede contribuir a que nuestro precioso recurso agua siga estando disponible a largo plazo. Es responsabilidad personal de cada individuo contribuir a la protección de este recurso ambiental. En el hogar, por ejemplo, hay muchas maneras de minimizar el consumo de agua, como el uso eficiente de la lavadora o el lavavajillas, optar por una ducha rápida en lugar de un baño completo, o recoger agua de lluvia para regar el jardín.